Problemas de la Visión, que deben corregirse a tiempo

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Son múltiples las afecciones que pueden poner en riesgo la salud visual de los más pequeños de la casa.  Desde enfermedades infecciosas como la conjuntivitis hasta patología más complicadas como el estrabismo, la miopía, astigmatismo, entre otros, pueden presentarse en los niños si no se mantiene como norma el constante cuidado preventivo de uno de los órganos más importantes: la vista.

Hasta hace pocos años la evaluación visual de un niño parecía una hazaña difícil de realizar y en la cual poca información podía obtenerse en un niño preverbal.  Hoy día, el desarrollo de adecuadas técnicas de evaluación y el mejor entendimiento del desarrollo visual del niño, han permitido cambiar estos conceptos y de hecho han ayudado a solucionar este tipo de problemas que requieren atención temprana.

EVALUACIÓN VISUAL EN NIÑOS.

Uno de los primeros mitos que existe, es que el niño al nacer no ve y muchos de ellos ni abren los ojos.  Es una falsa idea, dada por el hecho que el recién nacido es incapaz de dirigir su mirada hacia un objeto estímulo.  Por esto los padres infructuosamente intentan llamar la atención del bebé, mientras que su pequeño dirige la mirada perdidamente hacia cualquier otro sitio.

Son múltiples los estudios que se han realizado en relación a las diferentes técnicas para calcular la visión de un niño al mes de edad y se ha determinado que oscila entre 20/200 y 20/400, lo que sería un aproximado a ver una cara, sin apreciar sus detalles, a 6 metros de distancia.

PASO A PASO DESARROLLAN SU ÓRGANO VISOR.

Pasado el primer mes, se observa como el niño logra mantener un contacto visual y a los 3 meses logra hacer un seguimiento horizontal.  Es en esta edad cuando muchos niños inician movimientos verticales, hacia arriba, y de convergencia cuando, por ejemplo, «meten» los ojitos al tomar sus alimentos; razón que le hace pensar a muchos padres que sus criaturas presentan estrabismo.

A los 6 meses de vida la agudeza visual del niño se calcula entre 20/25 y 20/100, lo que representaría distinguir un limón o una manzana a 6 metros de distancia; también distinguen los colores vivos, rojo y verde especialmente y pueden distinguir una cara de un dibujo.  Igualmente a los 6 meses de edad, el color de los ojos está bien definido y sus movimientos oculares totalmente desarrollados, lo que les permite disfrutar, más aún, los móviles y figuras en movimiento.  La visión de los televisores les llama mucho la atención por ser imágenes de alto contraste, pudiendo pasar ratos enteros mirándolo fijamente.  A los 8 meses los ojos del niño deben mantenerse alineados, dar una idea de profundidad o visión binocular y realizar movimientos de seguimiento en todas las direcciones.

Se estima que es entre el año y los 2 años de edad el momento cuando el niño ya ha alcanzado la agudeza visual del adulto.

ESPECIAL ATENCIÓN ENTRE LOS 3 Y 6 MESES.

La Academia Americana de Pediatría reporta algunos signos antes de los 6 meses de edad que deben ser de alarma para padres y pediatras, si sus niños los presentan:

  •  No mantiene un contacto visual a los 3 meses o, después de los 6 meses desvía los ojos hacia adentro o afuera.
  •  En la edad preescolar si mantiene los ojos desalineados, las pupilas blancas, ojos rojos y con dolor, amerita una pronta evaluación del pediatra u oftalmólogo.
  •  Otros signos de alarma, a cualquier edad, son los movimientos inseguros y rápidos de los ojos, esta afección se denomina nistagmo.
  •  Los ojos húmedos, molestia intensa con la luz, pupilas blancas o amarillentas y pus en los ojos, también conforman una sintomatología de extremo cuidado.
  •  Arruga los párpados para ver o se los frota constantemente.
  •  Las inclinaciones viciosas de la cabeza, asociadas o no, a la caída de sus párpados.

PROBLEMAS OCULARES MÁS FRECUENTES EN NIÑOS.

Estrabismo: Es la real desviación de los ojos y ocurre en un 4% de la población.  Si se presenta antes de los 6 años, hacia adentro se denomina endotropía y generalmente requiere cirugía antes de los 2 años de edad.  Si aparece más tardíamente amerita el uso de lentes.  También puede mostrase hacia fuera, y se le llama exotropía. Los niños que presentan esta afección con frecuencia «pican el ojo» si hay mucha luz, debido a la extrema sensibilidad que padecen.  Finalmente, si el desvío de uno u otro ojo es vertical, se reconoce la enfermedad como hipertrofia.  Es importante recordar que los niños con estrabismo normalmente no desarrollan visión doble, porque dejan de utilizar el ojo desviado, esta es la razón para que pierdan la visión binocular y en algunos casos requieran el uso de parches.  Esta anomalía puede corregirse antes de los 8 años de edad, siendo más temprano su tratamiento, mejor los resultados.

Dentro de la amplia gama de afecciones visuales se encuentran varias enfermedades que pudieran amenazar la salud ocular de los niños, a cualquier edad.  Entre ellas se distinguen:

  1. Pseudoestrabismo: Es un falso estrabismo que se corrige espontáneamente.  Es debido al puente nasal amplio o pliegues de piel entre la nariz y los ojos.  Muchos niños tienen una falsa apariencia de «meter» sus ojos cuando en realidad los tienen alineados.  El pediatra puede asesorar en estos casos y ante la duda referir oftalmólogo.
  2. Lagrimeo: Se le denomina científicamente epífora y puede ser producto producto de problemas graves y poco frecuentes como el glaucoma congénito, que es el aumento de la tensión intraocular, con síntomas de ojos grandes, dolor y molestias ocasionadas por la luz.  El lagrimeo también es producido por obstrucciones del sistema lagrimal y ocurre en un 5% de los recién nacidos, mejorando en el 90% de los casos antes del cuarto mes.  El pediatra indicará masajes del saco lagrimal y decidirá que casos ameritan la evaluación de un oftalmólogo.  En general si entre el 4º mes y 1 1/2 año de edad el problema no se resuelve conservadoramente, amerita un sondaje lagrimal.
  3. Ptosis palpebral: Es la caída de los párpados por debajo del nivel correspondiente.  Muchos padres refieren que el niño «tiene los ojos chiquitos».  Si la ptosis es leve y no afecta el eje visual constituye un problema cosmético que puede esperar para su solución definitiva.  Las ptosis severas afectan el eje visual, producen ambliopía, astigmatismo y posiciones viciosas de la cabeza.  Estos casos requieren cirugía temprana.
  4. Cataratas congénitas: Esta enfermedad se produce por opacidad del cristalino, que es la parte del ojo que enfoca las imágenes.  Requiere evaluación urgente por el oftalmólogo y cuando afectan la visión, requieren cirugía antes de los 3 meses de edad o lo más tempranamente posible.
  5. Conjuntivitis: Es la inflamación de la conjuntiva, produce enrojecimiento, lagrimeo, secreción y sensación de basura dentro del ojo.  Si es bacteriana, con mucha secreción purulenta, los antibióticos ayudan a mejorarla, en todo caso, el pediatra indicará el tratamiento para cada caso.  Las di tipo viral son muy contagiosas y generalmente dobles.  Estas son muy frecuentes  sobre todo en los meses de marzo y septiembre.
  6. Miopía: Es la falta de visión de lejos.  En general el niño tiende a acercar los objetos y arrugar los ojos para lograr ver.  Puede producir dolores de cabeza y distracción y afectar el rendimiento escolar, indicándose el uso de lentes correctivos.  Es importante comprender que éstos «no detienen la miopía» sólo la corrigen; en general aumenta progresivamente con el crecimiento del niño.
  7. Astigmatismo: Es producido por una irregularidad de la forma de la cornea, que en grados altos produce disminución de la visión de cerca y de lejos.  Sólo es necesario corregirla si presenta valores moderados o elevados que afecten el desenvolvimiento normal del niño.

Los problemas visuales que pueden afectar a los niños son altamente diferenciales, con sintomatología extensa y es el pediatra quien precisamente debe estar atento a ellos.  Ante la menor duda debe referir al oftalmólogo, quien definitivamente sabrá cómo realizar la mejor evaluación.  Hasta el momento no existe ninguna edad en la cual un niño no pueda ser adecuadamente examinado, ni por inquieto que sea, que no pueda ser explorado.  Pero esta no es una responsabilidad estrictamente médica, recae a la vez en la pronta observación de los padres para evitar que sus hijos, desde temprana edad, padezcan las diversificadas molestias oculares.

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