La enfermedad de manos, pies y boca (HFMD), por sus siglas en inglés) es una afección contagiosa causada por diferentes virus. Es común en los bebés y los niños menores de 5 años porque ellos todavía no tienen inmunidad (protección) contra los virus que causan la enfermedad. Sin embargo, los niños mayores y los adultos también pueden contraerla. En los Estados Unidos es más común que las personas contraigan la enfermedad de manos, pies y boca en la primavera, el verano y el otoño. El brote se parece mucho al de la lechina.
La causa más frecuente de la enfermedad de manos, pies y boca es la infección con el Coxsackievirus A16. El coxsackievirus pertenece al grupo de los enterovirus no polio. En ocasiones, otros tipos de enterovirus causan la enfermedad de manos, pies y boca.
La enfermedad de manos, pies y boca por lo general no es grave y casi todas las personas se recuperan en un plazo de 7 a 10 días sin tratamiento médico. Las personas infectadas podrían, rara vez, presentar una meningitis viral y necesitar ser hospitalizadas por algunos días. Las complicaciones aún menos comunes incluyen parálisis similar a la de la poliomielitis y encefalitis (inflamación del cerebro) que podría ser mortal.
Las vías de transmisión de la enfermedad boca mano-pie son la aérea, a través del contacto directo con una persona que posea el virus,
Signos y síntomas:
Las ampollas son de color rojo con una pequeña burbuja de líquido en la parte superior. Se suelen pelar, dejando una úlcera o llaga, es decir, una pupa de base rojiza. Las plantas de los pies y las palmas de las manos pueden presentar una erupción que consta de granos rojos y planos o de ampollas rojas.
En algunas ocasiones, aparece una erupción de color rosa en otras partes del cuerpo, como las nalgas y los muslos. De todos modos, algunos niños no tendrán ningún problema, salvo llagas o úlceras en la parte posterior de la garganta.
Puede ser difícil que un padre sepa que un niño (sobre todo si se trata de un niño muy pequeño) tiene la enfermedad de mano, pie y boca si solo desarrolla úlceras dentro de la boca o de la garganta. Los niños muy pequeños no suelen saber comunicar que les duele la garganta, pero, si un niño deja de comer o de beber o empieza a beber con menos frecuencia de la habitual, será un indicador de que algo va mal.
Un niño con la enfermedad de mano, boca, pie también es posible que: tenga fiebre, dolores musculares u otros síntomas gripales, se vuelva irritable o duerma más de lo habitual, empiece a babear (porque cuesta y le duele tragar), solo quiera beber líquidos frescos o fríos.
Frecuente en guarderías infantiles:
La enfermedad de manos, pies y boca es muy frecuente en entornos de guarderías infantiles debido a que a los niños se les cambian los pañales con frecuencia y se les enseña a hacer sus necesidades y porque los niños, con frecuencia, se llevan las manos a la boca. Si bien tu hijo es más contagioso durante la primera semana de la enfermedad de manos, pies y boca, el virus puede permanecer en el cuerpo durante varias semanas después de que hayan desaparecido los signos y síntomas de la enfermedad. Esto significa que tu hijo todavía puede infectar a otros niños. Algunas personas, en particular los adultos, pueden contagiar el virus sin mostrar ningún signo o síntoma de la enfermedad. Los brotes de la enfermedad son más frecuentes en el verano y el otoño en los Estados Unidos y otros climas moderados. En climas tropicales, las erupciones ocurren durante todo el año.
Prevención y tratamiento:
No hay ninguna vacuna para prevenir la enfermedad boca-mano-pie. Lo más efectivo es mantener un buen hábito de higiene, lavando las manos con agua y jabón, especialmente después de ir al cuarto de baño. Para reducir los riesgos de contagio es recomendable desinfectar con frecuencia las superficies y los objetos que usen los niños de forma habitual, incluyendo los juguetes. Además, hay que evitar aproximarse a personas que tengan el virus porque es altamente contagioso. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), esta enfermedad tiene más prevalencia en las estaciones de primavera y otoño.
Con la exploración física del especialista suele ser suficiente para confirmar el diagnóstico de la enfermedad boca-mano-pie. Si la exploración no fuera determinante, Galán explica que “se pueden tomar muestras para cultivo de virus o técnicas de PCR”. Esta técnica
consiste en la extracción de una pequeña muestra de ADN y su análisis para ver si hay presencia de virus en el organismo. En cuanto al tratamiento, no hay nada específico para combatir la enfermedad. Si bien, se puede administrar medicamentos para aliviar el dolor y la fiebre.
Es indispensable que la persona afectada beba agua y lácteos fríos en abundancia y que evite las bebidas gaseosas, ya que pueden generar molestias en las úlceras.
Para que las ampollas de la boca sean más fáciles de llevar, el CDC sugiere utilizar enjuagues bucales o aerosoles que hacen que la boca se adormezca y aparezcan menos molestias.
Pronóstico y complicaciones:
Es una infección que no suele ser muy grave y el pronóstico es bueno. Se cura con normalidad y, a veces, sin necesidad de tratamiento. Lo más habitual es que la fiebre remita en los tres o cuatro días posteriores y las lesiones de la boca, las manos y los pies desaparezcan a la semana.
Las complicaciones suceden en raras ocasiones. Una de ellas es la deshidratación porque el afectado siente molestias al ingerir líquidos y trata de no hacerlo. Este agravamiento puede requerir el ingreso del paciente en el hospital para administrarle sueroterapia.
En algunos casos se ha descrito la pérdida de las uñas de manos y pies entre la cuarta y octava semanas siguientes al comienzo de la enfermedad. Otras veces, la enfermedad boca mano-pie puede generar otra patología más grave como encefalitis, meningitis aséptica o miocarditis.