Alimentación en el segundo año de vida

Alimentación en el segundo año de vida

Poco a poco, el pequeño deja atrás las mamaderas y papillas. ¿Ya puede comer de todo o aún es pronto para que comparta en menú con el resto de la familia? 

Hasta ahora, el bebé ya ha comido gran cantidad de alimentos «adultos»: verduras, papas, frutas, cereales y hasta un poco de carne y pescado. Pero todo se lo hemos servido por separado, primero fino y luego más gruesamente preparado. Después del primer cumpleaños, ya podemos empezar a darle los alimentos enteros y juntos: la carne al lado de la papa, el pescado junto con el arroz, los fideos con pollo. También puede comer más platos de la mesa familiar, siempre que estos no sean salados, picantes o fritos. Lo mejor es separarle su porción antes de agregar los condimentos, o darle sus papas en puré o hervidas cuando los demás las comen fritas. Igualmente sigue siendo importante introducir cada alimento nuevo en poca cantidad.

Verduras:

El pequeño puede comer prácticamente todas, a excepción de la coliflor, el repollo y las alcachofas, que se introducen hacia el final del segundo año. Muchos niños comen mejor las verdura si están mezcladas con una papa. 

Frutas y jugos:

Necesita diariamente una fruta cítrica y una de otro tipo. Por supuesto que puede tomar jugo, pero exclusivamente, porque así no se beneficia de la pulpa ni aprende a masticar. Las frutas muy duras, como la manzana, las comerá mejor ralladas o en ensalada de frutas.

Carne, huevos y pescado:

Carne molida tipo hamburguesa. Es bueno comenzar con pollo asado. Los huevos los puede comer duros, pero no más de dos o tres por semana, ya que muchos alimentos (galletitas, fideos) están fabricado con huevos. El pescado será blanco y sin espinas hervido o al horno.  

Leche y lácteos:

Los niños necesitan beber leche durante toda su infancia. A partir del año, ya pueden comer casi todos los quesos, si no son muy pasados ni fuertes. También se puede camuflar la leche con chocolate, algún cereal o elaborar postres como flanes.

Legumbres:

A partir del año, ya puede comer lentejas, mientras que los garbanzos y los porotos se dejarán para después de los 18 meses. No conviene que las legumbres se preparen con tocino, chorizo o prieta, es mejor darles sabor con verdura o cereal. El niño las comerá trituradas, pero con una pequeña porción de legumbres enteras, ya que en su piel hay una sustancia que facilita la digestión: (fibra).

Cereales:

Puede tomar todos: harinas de trigo y de maíz, copos de avena, arroz. No es muy recomendable que coman pan con las comidas. Nuestro pan blanco, al estar fabricado con harina refinada, alimenta poco. Tampoco hay que abusar de los pasteles que suelen contener mucha azúcar y grasa animal. A partir de los 18 meses, conviene que tomen alguna que otra rebanada de pan integral o papillas de cereales integrales, muy ricos en vitaminas del grupo B.

12-14 meses

Ya puede tomar chocolate y miel (sin abusar), alimentos que antes estaban prohibidos. Los platos se sirven cada vez menos molidos.

15-17 meses

El pequeño puede comer muchos platos de la mesa familiar: sopa de verduras, purés de legumbres, sopas de fideos, arroz en todas sus variedades (excepto con mariscos), carnes y pescados en salsa, tortillas.

18-19 meses

Ya puede comer quesos (a excepción de los muy pasados), escalopas, copos de cereales, preferentemente integrales. También se tendrá en cuenta que el niño ya quiere comer solo, hay que dejarlo manejar la cuchara y darle algunos alimentos en la mano.

20-24 meses

Al acercarse al segundo cumpleaños, puede empezar a comer huevos fritos y verduras como las coles. Aún hay que tener cuidado con los mariscos, los embutidos y los condimentos fuertes. 

Vitamina C

Los cítricos son la más conocida fuente de vitamina C. Pero también son muy ricos en este nutriente los kiwis. Sus funciones son muy importantes: entre otras, forma el colágeno que mantiene en perfecto estado músculos, tejidos vasculares, huesos y cartílagos. 

Entre horas, ¿si o no?

Todo depende de lo que se entienda por «comer entre horas». Cuando el tiempo entre una comida y otra se extiende a más de tres horas, está totalmente justificado intercalar una fruta, jugo, yogur o leche. También se puede comer un sándwich con algún agregado, ya que son fundamentalmente los hidratos de carbono los que elevan el nivel de glucosa en la sangra y aplacan la sensación de hambre. Otro cantar son, por supuesto, los picoteos desordenados, que deben evitarse. Lo menos indicado son los dulces y las gaseosas, que llenan sin alimentar, debido a la gran cantidad de azúcar que contienen. A los niños especialmente inapetentes les quita la última pizca de hambre, mientras que los buenos comedores corren el riesgo de engordar demasiado. 

¿Y los dulces?

Cuanto menos azúcar y alimentos azucarados coman los niños, mejor. Pero a veces son inevitables. La más saludable forma de alegrar el paladar con algo dulce consiste en comer fruta, cuanto más variedad, mejor.

Y los alimentos divertidos?

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